Una entrada de blog donde analizamos sentimientos y en dónde hablamos de las "pequeñas buenas cosas" que todos tenemos en la vida de las que no somos conscientes.

¡¡Hola a todos!!
En esta ocasión, la entrada de mi blog quiero hacerla centrada en las fechas navideñas y en esta fecha de Nochebuena en las que estamos, en los sentimientos y emociones un poco distintas de lo habitual que seguro nos asaltan en estas fechas, especialmente en este difícil año 2020 que hemos pasado. Allá vamos.
El fin de semana pasado me propuse poner los adornos navideños por la casa, algunas guirnaldas, unas flores de pascua, y cosas así, y sobre todo, el árbol y los belenes. Me daba un poco de pereza, sobre todo porque mis hijos son ya mayores y ya ponen poco interés en estas cosas de bolas, figuritas y estrellas… Pero como me gusta cambiar la casa, hacer algo nuevo y especial para vivir un poco más la Navidad, al final me puse a ello. Y pensé algunas cosas mientras me disponía a batallar con los belenes y el árbol.
La Navidad nos hace aflorar sentimientos muy fuertes, más que en cualquier otra época del año.
La primera, ¿qué nos trae la Navidad a la cabeza y al corazón? Creo que es el momento del año donde, para muchos, afloran los sentimientos, más que en ninguna otra época. Y pueden llegar a ser muchas emociones, posiblemente muy intensas ¿verdad? ¿Lo habéis analizado un poco?
Algunos de esos sentimientos pueden ser un poco (o un mucho) difíciles o complicados… quizás de tristeza (por la ausencia de seres queridos), melancolía (recordamos cuando éramos niños y lo vivíamos de otra forma, más alegre y despreocupada), agobio o incluso estrés (preparar comidas y cenas, comprar regalos, coordinarlo con el cierre de año en el trabajo), contrariedad ante fricciones familiares en esta época más intensa que suele ponernos la sensibilidad a flor de piel… ¡Y ni que decir con las peculiaridades de este año, con las cosas del Covid éste! Sinceramente espero que a lo largo del 2021 vaya desapareciendo y del que hablaremos un poco más abajo.
La Navidad nos hace aflorar sentimientos muy fuertes, más que en cualquier otra época del año.
Pero también tenemos emociones positivas ¡y en estas fechas suele aflorar lo mejor de cada uno de nosotros! No olvidemos el verdadero significado de la Navidad, incluso más allá de nuestras creencias religiosas. Es época de conectar con los demás, de conversaciones y tertulias tras las comidas y cenas, de reencuentros, de familia, de niños pequeños... ¿Qué sentimientos nos vienen también? Alegría (por celebrar un momento del año en que nos reunimos con la familia y seguimos todos juntos), solidaridad (ayudamos a los que tienen menos), un poco de diversión (en las cenas con amigos y con los del trabajo, ¡aunque este año con mesura!), un poco de satisfacción y mimo (con las cosas ricas y dulces especiales para la ocasión), esperanza (en que el año próximo podamos estar mejor)…
Este año 2020 algunas de estas cosas serán algo diferentes, limitaremos los encuentros físicos por nuestro propio bien y el de los nuestros, pero precisamente el amor que conduce esta motivación de cuidar y cuidarnos, junto a la esperanza cierta de que pronto todo estará mejor, nos ayudará a sobrellevar estas circunstancias únicas y a tomarlas como vienen, con naturalidad y espíritu constructivo y navideño.
No dudo de que ese amor por los nuestros avivará nuestra creatividad para encontrar alternativas a ese contacto físico que puedan ayudar incluso a unirnos más, a sentir más y a esperar aún con más ilusión ese próximo reencuentro. La verdad es que, como veis, son sentimientos a veces muy encontrados. Seguro que a alguno de vosotros no le gusta nada la Navidad y a otros les encanta. Unos la temen y otros esperan a que llegue y que no se acabe. Y en todos los casos este año se complica aún más.
Analicemos los sentimientos y aceptémoslos. Ahí están y hay una razón para ello.
Todo ello es natural, a todos nos pasa, dejemos aflorar todos esos sentimientos con cariño, calma y naturalidad, sin huir de ellos, incluso compartámoslos con amabilidad y amor.
Esta Navidad tan especial va a ser menos complicada en cuanto a logística, menús, compras, salidas y cenas… y por ello puede ser una oportunidad de mirar a nuestro interior, de tener tiempo para los más íntimos y sobre todo para nosotros, de cuidarnos y hacernos un regalo muy especial: la atención y presencia auténticas en cada momento y con ellas la posibilidad de disfrutar lo mucho que tenemos y simplemente dejando para el año que viene lo que pueda faltarnos.
Y ahora vuelvo al inicio de este post, cuando estaba este fin de semana con la decoración navideña de casa, dándole vueltas a todo esto… me propuse también pensar en tantas cosas buenas que hay en mi vida, grandes o pequeñas, importantes o sencillas y también en aquellas que ha traído este año tan especial, ¡que las hay!, más allá de que algún compañero me diga que soy una “optimista antropológica”, de lo que, por cierto, estoy orgullosa.
Puede que sea una "optimista antropológica" pero estoy convencida, a pesar de todo lo que nos está cayendo, de las "pequeñas buenas cosas" que todos tenemos.
Así que se me ocurrió un pequeño ejercicio. Cada vez que ponía un adorno en el árbol, me obligué a pensar en algo bueno del año, de mi vida diaria, por sencillo o simple que fuera. Y la verdad es que salieron muchas "buenas cosas". A veces eran cosas importantes (como que mi madre superó una grave enfermedad, el tiempo adicional que el teletrabajo me ha regalado para estar con mi familia o alguna oportunidad especial de trabajo) y otras, la mayoría, muy “tontas” (por ejemplo, que me tomo un cafelito virtual con mis amigos del trabajo un par de veces a la semana, el ratito que saco por las tardes para hacer mi yoga o que por la noche me siento un rato a descansar y ver mi serie favorita de la tele).
Y estas “buenas cosas” me llevaron al inicio de este blog, con una entrada que titulé “Mindfulness: nuestra vida se compone de pequeños momentos…” y que me gustaría retomar ahora y recordar que, efectivamente, nuestra vida se compone de momentos, y que uno tras otro, estos momentos construyen nuestra vida. Está en nuestra mano dirigir deliberadamente nuestra atención hacia esos buenos momentos y elegir el color que va tomando nuestra vida… Yo las llamo las “pequeñas buenas cosas” de todos los días… ¡no dejemos que pasen desapercibidas!
Adorna tu árbol de esas "pequeñas buenas cosas" de las que tenemos que ser conscientes.
¿Quieres intentar hacer este ejercicio?
Y para terminar solo quiero desearte lo mejor para estas fechas, que disfrutes intensamente de esas “pequeñas buenas cosas” y de esta Navidad íntima y especial que nos espera.
Un beso fuerte y ¡seguimos hablando!
Angela Larrubia Ansón - Mindfulness Vida y Salud
Comments