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Foto del escritorAngela Larrubia

¿Qué es y qué no es mindfulness?

Alrededor del mindfulness hay muchos mitos y conceptos mal entendidos. En esta entrada de mi blog los comento.



¡Hola de nuevo!


A veces es complicado entender bien qué es Mindfulness, porque, especialmente en los últimos tiempos, está en todas partes y en boca de todos, así que hoy voy a dar un enfoque un poco distinto, voy a decirte lo que NO es Mindfulness, o lo que nada tiene que ver con su práctica y creo que, de esta forma, quizá se entienda mejor lo que SÍ es (mi marido, que es comercial, dice que así no es forma de “vender” nada, diciendo lo que NO es algo). Así que vamos a repasar algunas de esas afirmaciones que podrían confundirnos.


Mindfulness es una religión, o debo tener determinadas creencias para acercarme a él.

Nada más lejos. Una de mis mejores amigas, me dijo: “O sea, ¡que te has hecho budista!”. Mindfulness no es una religión. Sus orígenes se encuentran en la filosofía budista, el zen, yoga y tradiciones orientales, pero al llegar a Occidente se ha secularizado, y lo que es más importante, se le ha dotado de una importante base científica a través de la neurociencia moderna. Ésta es la causa de su explosión en nuestra sociedad y el desarrollo de programas para su aplicación que han tenido un gran éxito en diversos ámbitos (empresarial, educativo, médico y psicoterapeútico).

Mindfulness no es una religión ni consiste en dejar la mente en blanco.

Mindfulness consiste en detener mis pensamientos y dejar la mente en blanco.

Ni mucho menos. Bueno, esto sencillamente no es posible (aunque parezca que algunos políticos no piensen). La capacidad de pensamiento es una de nuestras mayores ventajas evolutivas, por lo que no podemos renunciar a ello. Pero sí podemos entrenar nuestro cerebro a través de la práctica de Mindfulness para moderar/regular esa especie de “síndrome de pensamiento acelerado y constante” que a veces tenemos y que nos hace conectar el piloto automático y desconectar de la realidad.


En mis cursos me dicen con frecuencia: “es que no hago bien la práctica porque no consigo vaciar la mente”. ¡OJO! Ese no es el objetivo, sino el contrario: es hacerse consciente de esos pensamientos que vienen y van para poder trabajar en ello, por tanto, ¡estás haciendo la práctica realmente bien!


Es estar “aquí y ahora”, en el presente, incompatible con planificar a futuro o recordar el pasado.

No es así, de hecho no podemos excluir nuestro pasado, forma parte de nuestra vida, de lo que somos. De la misma forma, nuestra capacidad de planificar, imaginar y trabajar por un futuro mejor es una de nuestras capacidades fundamentales como seres humanos. No es que los pensamientos, planes, expectativas y recuerdos estén mal, sino que no es saludable dedicarles el 95% de nuestra vida, como a veces nos ocurre.


Si desconectamos del presente y nos enfocamos a eso que esperamos o tememos del futuro, nos perderemos el ahora, y estaremos preocupados por lo que llegará (¡si es que llega!). De la misma forma, estar anclados al pasado en muchos casos nos traerá tristeza o depresión, incapaces de mirar hacia delante. Disfrutemos del momento presente con una vida plena.

Mindfulness tampoco es despreciar el pasado o el futuro. Ni es una técnica de relajación.

Mindfulness es una técnica de relajación y si lo hago bien alcanzaré la paz y la felicidad.

Pues más bien no. Yo siempre digo que la relajación no es un objetivo del Mindfulness, aunque sí suele ser un “efecto secundario”… No es siempre así, pero sí que verdad que se cultiva el silencio y la quietud como vía necesaria para detenernos y comenzar con ese proceso de autoconocimiento que constituye la práctica de Mindfulness.


Me suelen decir: “…es que intento relajarme con todas mis fuerzas y no puedo”, ¡claro!, y no pasa nada 😊. No se trata de forzar nada, sino de hacerte consciente de lo que de verdad hay en este momento dentro y fuera de ti y aprender a estar con ello sin resistirnos… esto sí que nos traerá algo de paz.


El Mindfulness arreglará todos mis problemas en un periquete… ¡sirve para todo!

Pues esto tampoco. A veces se plantea Mindfulness como una panacea que todo lo arregla, cura enfermedades, el estrés desaparece, soluciona conflictos, o arregla las empresas. El Mindfulness no es un milagro... pero ayuda, y en mi experiencia, mucho. Pero no sale solo, requiere una formación adecuada para conocerlo realmente y experimentar en primera persona cómo puede ayudarte. A partir de ahí requiere práctica continua y disciplina para mantenerla. En mis cursos muchas personas comentan que “constituye un antes y un después en la forma de gestionar las circunstancias de la vida”.

Mindfulness utilizar la meditación como herramienta, pero no es sólo meditación.

Mindfulness es meditación, posturas raras, respirar de cierta forma y esperar algo especial.

Nada, no damos ni una. La práctica de Mindfulness no es sólo a través de la meditación. Y no todos los tipos de meditación son Mindfulness. No esperes grandes revelaciones o una Iluminación sobrenatural.


Existen prácticas formales de atención plena a la respiración, a las sensaciones del cuerpo, los sonidos… que nos ayudan a anclarnos al momento presente y hacernos conscientes de todo lo que pasa dentro y fuera de nosotros. También hay prácticas informales en las que ejercitamos la atención plena en nuestras actividades cotidianas. El yoga, pasear y ciertas actividades, realizadas adecuadamente, pueden ser también prácticas de mindfulness. Se trata de un proceso gradual de desarrollo personal en el que podemos esperar un crecimiento progresivo en consciencia, sabiduría, ecuanimidad, resiliencia, compasión… y salud.


Esto del Mindfulness está muy bien, pero no es para mí, no tengo tiempo para esas cosas.

Pues esto sí. Éste es el mayor problema con el que se encuentran las personas que participan en un programa de Mindfulness: sacar tiempo para practicar.

Pero, seamos sinceros, no es cierto que no tengamos tiempo, es cuestión de prioridades y sobre todo de INTENCIÓN. Si de verdad está en tu intención conseguirlo, encontrarás 20 minutos al día para practicar Mindfulness. ¿No es posible sacar 20 minutos al día para dedicarte a ti mismo, para cuidarte? Está demostrado científicamente que en un período de 8 semanas con práctica diaria o al menos 5 días a la semana y 20 minutos al día, empiezan a notarse los efectos a nivel tanto fisiológico como psicológico.

Sí que es verdad que hay que reservarse tiempo para practicar, y eso a veces cuesta.

Con Mindfulness controlaré mis pensamientos y emociones, ya no sufriré por nada.

Esta tampoco. Mindfulness no es suprimir emociones o pensamientos, ni desarrollar un autocontrol férreo de mi mente. Es más bien una autoregulación suave y amable. Es aprender a no identificarme con mis pensamientos y entrenar mi cerebro para no dejarme arrastrar por emociones desmedidas, darles distancia y perspectiva poniéndolos en su justa medida. Y no significa que ya no vayamos a sufrir, pero sí que sufriremos lo justo y proporcional a lo que realmente está pasando, sin realimentarlo y magnificarlo con nuestra mente imparable.


Mindfulness es una terapia o una medicina alternativa para reducir el estrés y la ansiedad.

Pues no, no es una terapia, aunque sí se utiliza en medicina y psicoterapia como herramienta o recurso de apoyo con funcionamiento probado y cada vez más utilizada y apreciada. Ya sabemos que la conexión mente-cuerpo existe, y que muchas veces la causa de nuestro malestar físico/psicológico procede de nuestra actitud y funcionamiento mental. Por tanto, no constituye una terapia alternativa ni sustituye las consultas y tratamientos médicos necesarios.

Desde luego, no es una medicina alternativa, ni es para controlar pensamientos para no sufrir.

He oído que Mindfulness se basa en la aceptación, tengo que resignarme a lo que me pasa.

NO, y radicalmente NO. Ésta es una de las afirmaciones en las que personalmente más trabajo dedico para desmontar cuanto antes en mis cursos. Nada más lejano al Mindfulness que resignarse y abandonarse a la pasividad, o dejar de luchar para que las cosas buenas sucedan.


Pero ¡OJO! el paso previo imprescindible para trabajar con cualquier problema es su reconocimiento y aceptación amorosa y ecuánime, porque ya está aquí. Si no acepto lo que hay, no puedo comenzar a trabajar con ello. Y por otra parte en ocasiones “lo que hay es lo que hay”, puedo darme cabezazos contra la pared, pero la pared no cambiará de sitio y no me queda otra que aceptar y ejercitar la compasión para llevarlo lo mejor posible.


Aunque me he extendido un poco más de lo habitual, espero que todo esto te ayude a entender un poco más qué es Mindfulness y te ayude a acercarte si así lo consideras.


Un abrazo y ¡Seguimos hablando!


Angela Larrubia Ansón - Mindfulness Vida y Salud

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