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  • Foto del escritorAngela Larrubia

Disfruta con los puños cerrados

Practicar un poco de mindfulness con las pequeñas buenas cosas de cada día, saborear esos momentos y retenerlos en la memoria.



¡Hola a todos!


Espero que estéis ya cerca de las vacaciones, de esos días de descanso, y haciendo planes para disfrutarlos de la mejor manera posible. Precisamente ahí, quiero plantear esta entrada de mi blog. Vamos allá.


Hemos pasado un año difícil, (¡yo diría que muy difícil!), cada uno con nuestras circunstancias. Me temo que hemos tenido más momentos malos que buenos. Momentos de estrés, de pérdida, de miedo y preocupación, de ansiedad, también de mucho desconcierto y a veces desilusión… y todos necesitamos cambiar eso, tener unos días para cuidarnos, disfrutar y divertimos, para recuperar a los nuestros y conectar de nuevo desde muy adentro (¡ojo! con prudencia por lo de la pandemia).


Aquí va mi propuesta, ¿y si aprovechas precisamente estos días que, seguramente, serán más tranquilos y relajados, para comenzar a hacer algunas prácticas sencillas de mindfulness? Puedes tomarlo como una oportunidad para saborear el momento, casi como un juego o como un pequeño reto. Nada complicado, algo sencillo, pero que puede ayudarnos.

¿Qué tal, aprovechando el verano, realizar unas practicas sencillas ("informales") de mindfulness?

Me explico. Si ya te has acercado en algún momento al mindfulness sabrás que, además de las prácticas o meditaciones formales (en las que dedicas un tiempo y espacio determinados a la práctica), existen también lo que llamamos “prácticas informales”. Se trata de buscar algún momento o actividad corriente, del día a día, que deliberadamente ejecutemos con atención, con plena conciencia de lo que estamos haciendo, en vez de ir rápido, en piloto automático y sin casi darnos cuenta de en qué estamos.


¿Te imaginas lo que puede ser estar realmente presente y exprimiendo al máximo esos ratos tranquilos, relajantes o realmente especiales y explosivos que vamos a pasar estas vacaciones? Nada de estar distraído pensando en lo que has dejado en la oficina, rumiando el otro plan de vacaciones que tenías en mente, fastidiado por tu mosqueo con el camarero que no te atiende, viendo lo revoltosos que están los niños, molesto por el retraso del vuelo o cualquier otra cosa de esas a las que damos tanta importancia y nos apartan de lo que realmente importa. ¡Eso sí que sería hacerte a ti mism@ un verdadero regalo!... y qué mejor forma de iniciarte en el Mindfulness o Atención Plena.

Se trata de fijar la atención en las "pequeñas buenas cosas" de cada día, para disfrutarlas y retenerlas en la memoria.

Mi madre siempre me decía: disfruta con los puños cerrados (como hacen los bebés que duermen plácidamente). Al principio no entendía muy bien lo que significaba, pero después, con los años, entendí su significado: no desperdicies ni un segundo de esos momentos que no volverán. A mis hijos les digo algo parecido cuando estamos en algún viaje, en algún evento un poco distinto de lo habitual: grábalo en tu retina. Es decir, pon toda tu atención para poder vivirlo plenamente y de esta forma retenerlo en tu memoria. De eso estamos hablando.


No creas que hacen falta grandes cosas, fiestas estupendas o viajes fantásticos… bastará con dedicar tiempo, atención y mimo a esas pequeñas buenas cosas, ahora que vamos a tener unos días de asueto: comer lentamente una manzana dulce, dar un paseo en silencio escuchando las olas, compartir charla y paella con los amigos dejando el móvil “guardadito”, darte la crema tranquilamente, saborear esa cerveza con patatas fritas sin necesidad de hacer nada más, desayunar con calma un zumo y una tostada en compañía… ¡te reto a que compruebes cuántas cosas pueden cambiar!

Mi madre me decía: "disfruta con los puños cerrados" y también "grábalo en tu retina". ¡Cuánto sabía!

Además, te recuerdo que la neurociencia demuestra que, al vivir esos momentos con verdadera atención, podemos incluso convertir lo ordinario en extraordinario, hacernos realmente conscientes y salir de nuestra cotidianidad. De esta forma estaremos activando nuestras emociones y facilitando la creación de todos esos estupendos nuevos recuerdos… y al fin y al cabo ¿no podrían ser todos esos buenos recuerdos uno de los secretos de la felicidad?


Así que ya tienes aquí mi mejor deseo y recomendación para este verano: disfruta conscientemente de cada momento para no perderte ni uno… incluso aunque no estés de vacaciones. ¡Yo pienso hacerlo 😊!


¡Un abrazo y seguimos hablando!


Angela Larrubia Ansón - Mindfulness Vida y Salud

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